Nunca pensé que seria el Topo quien prendería la luz al final de mi túnel. Que seria el quien me diera su voz en un silencio que se tragaba mi aurora. Aun siendo trivial, acudió a mi sin ser llamado. Necesitaba una voz y un escudo. Y solo tengo mi mano para que escriba vagamente lo que a este papel parece no importarle. Pero están aquí. Para hacerme sentir mas sola. A nadie le es tan difícil llorar como a mí. Y quiero hacerlo. Dejar de hundir un llanto en unas gotas verdaderamente tristes. Dejar de encerrar mi cuerpo en una cama y en un anhelo. Desde el cielo me miran decepcionados. Y yo aunque cansada de ser siempre el orgullo, me importan hasta los muertos. Así soy y así estoy. Así…simplemente así. Gracias Topo.
Después del acuerdo el tiempo restante se ha resumido a una extraña soledad alegre, y ajetreada a un espacio vacío lleno de un aire estremecedor de una espalda agotada. Los arrebatos vuelven y es como si no estuvieran (desacostumbrarse), las manos ya no me tocan y esas sombras azules ya no las persigo. El pañuelo sigue allí pero ya no inunda mi gaveta de violeta. Y al igual que en la ruta mis dimensiones siguen inertes. Ella sigue postrada en un paso y medio que cierra mis puños, mis ojos, mi boca y mi paciencia, sigue llorando ahogándome en sus lagrimas que para mi son solo gotas ridículamente tristes. Los días pasan a noche sin atardecer, han muerto, las ganas de hacerlos, han muerto las ganas de verlos, han muerto las nubes doradas. Entonces hoy en este día tan raramente amargo, tan agotador, tan inmune…el cielo se ruborizo, y oprimió mis sienes y mi cuello. Tanto que lo anhele aquellos días, y ahora que esta aquí mi cuerpo solo se contiene de dolor y mis labios aun solos no sonríen ni mis ojos lloran. Antes de la noche…el atardecer había llegado.
Algo moja mis mejillas Algo golpea mi cabeza Algo sofoca mi conciencia Algo reprime mi sonrisa Algo empaña mi certeza Algo insulta mi pureza Algo arroja mi entusiasmo A un abismo de pereza Algo escupe mi inocencia Algo que talvez sea el Algo que talvez sea ella.
Algo inunda mi soledad Algo cuestiona mi sobriedad Algo congela mi tiempo Algo humedece mis ojos Algo me oculta el enojo Algo ahoga mi garganta Y nada sirve de despojo.
Algo recorta mi suspiro Algo me atrofia el camino Algo deja la realidad inerte Espero que solo sea la lluvia Espero no sea aguardiente.
Tengo un poema apoderando mi pensamiento, una canción que habla de un beso, un libro que habla de amor. Tengo una mujer que oprime sus labios en mi pecho, un balcón que se pierde en el océano.
Un poema que me recita los segundos que se inspira y se pierde en el mundo. Que no termina de nacer, de expresarle mi querer al arrebato de mí ser que aunque tanto le oculte ya sabe que eternamente le amare.
Un poema para un pañuelo rosa que le seca las lagrimas a mi prosa que inunda mi gaveta de violeta cuando nunca desata su secreto ami persona.
Tengo unas palabras huérfanas que callan mi voz en la espera del aprecio de mi Dios, que se muere mientras el sol aun ni siquiera se muestra.
Soy una bella durmiente que sufre y vive por el sueño para morir viviendo, que se alimenta de sus deseos. Que baila la danza del pensamiento que besa y abraza el hombre de anhelo. Soy una bella durmiente que habita el mundo y no esta en el, que se rinde y persiste y que no tiene otro color que el color de su piel.
Soy una bella durmiente que sonríe y llora por todo o por el. Que se va que se queda las montañas y la calle, que añora lo que nunca nadie tuvo sin envidiar ninguna felicidad, sin escuchar lo que no quiere sin ver lo que le duele.
Soy una bella durmiente con los labios de rubí, el pelo de oro y la piel de leche. Soy una bella durmiente que solo duerme para poder soñarte.
Queridas, Les escribo no para despedirme sino para agradecerles por haberse convertido en un hogar para mi, y para todos. Para desearle mucha suerte, lo mejor del mundo y esa vida que se han ganado siendo las personas que son.
Que los senderos prometidos no sean solo promesas y que ese sueño de un futuro brillantísimo no se quede solo en sueños.
Las extrañare como a nadie, pero ya hemos crecido y sabremos vivir una sin la otra, será difícil, por lo menos si de este lado. Nunca se olviden de estos corazones ocupados por ustedes.
Nunca se vuelvan esclavas en una tierra ajena, por que no hay necesidad, su tierra siempre estará abierta para ustedes como ustedes siempre lo han estado para ella.
Mis gracias son infinitas, han sido madre, amiga y hermana. Los buenos y los malos las extrañaran al igual que yo.
Queridas, hagan lo que hagan, crezcan pero no cambien Con amor, Elba Caba.
Postrada en la mecedora de la miseria con el espíritu jadeante, el criterio sofocado, el hígado cansado, la sonrisa manchada del recuerdo ambulante; estoy contando el humo que me sostiene aunque sea un minuto agobiante.
Estoy hastiada de que un paso en la tierra sea un paso al infierno y de no sentirme viva sino con el intento de una mascara infantil que me convierte esclava y servil de la adrenalina sin freno.
Mi respiración vaga y mutilada es una obra de arte de impresionismo asfixiante que para prometer compañía mejor promete nada.
El mundo se convierte en lazarillo, las noches en un agujero tenebroso aun así mal o bien sonrío y gozo con la soledad que me rodea.
Un suspiro esta prohibido y mi pecho es un silbido de agonía y enojo.
El cerebro es un universo donde las estrellas todas son fugaces y los planetas todos están ocupados, sus dos hemisferios, frío y caliente, el que llora y el que piensa.
El cerebro, mi cerebro se abruma de pensamientos y sentimientos, trata de tener el alma calida y el cuerpo frío, como un difunto que se niega a morir. Todas las cosas que me recuerdan que respiro desean salir entonces no sale ninguna y me siento triste por que ella se fue, esta se va, y aquella vuelve en poco tiempo.
Todas las cosas importantes se enredan con las que no lo son y se vuelve un tremendo caos heredado de los ojos marrones y el rostro enojado. Tanto caos se resuelve con la clausura absoluta de mi razón lo que me hace reír, como siempre lo hago, sonreír mucho, y luego querer llorar para sentirme humana y las lagrimas se me quedan en la garganta esperando a que me rinda contra la vulnerabilidad del ser y dejarme ser.
Entonces los extraño a ese arrebato que siempre amare, a esa primavera que es tan eterna y preciosa, que es mi sostén, a ese recuerdo que no construí y no se si lo haré, a ese atardecer que se le escapo de las manos a la razón, el momento y la forma. Mucho los extraño al riesgo desentirme sola entre veces y entre siempre.
Mi memoria se dedica a crear recuerdos que nunca han existido, y olvidar los que si. Les quito y les doy la razón a ellos, mis arrebatos. Mi ser se dedica a necesitar, a necesitarla, a necesitarlo, a necesitarme tanto que me hace sentir insignificante y a tener miedo de caer en la dependencia de querer y extrañar. De esperar esa costumbre que no se ha ido mas se desacostumbro.
El cerebro, mi cerebro, se la pasa preguntándose si me extrañaran como yo a ellos, si me necesitaran como yo a ellos, y esa es la discusión de los hemisferios.
La lluvia se escucha tan dulce. Y para los cuerpos ajenos es la caricia más tierna e inofensiva pero para mí que antes de verla charle sobre ella mirando como se asomaba en su cielo mientras yo me asomaba en mi ventana; siento sus gotas gruesas arropando mi memoria siempre débil borrando los recuerdos que aun no se han hecho, que aun son solo sueños y palabras. El aire que trae consigo esta lluvia altanera y placentera es frío, al fin es frío, tan frío como se sintió mi hígado la otra noche que en un oasis de demencia pensé en apartarme de ´´ el problema ´´ que al mismo tiempo se ha convertido en mi única solución, tan frío como pensé que era mi alma y mi sangre antes de querer antes de juzgar sin conocer los sentimientos del humano que pensé ridículo y extraño y que de quien ahora me siento edición. Estas paredes vacías traen silencio, una paz real sin ella, y líneas de una vida ridículamente triste que no es la mía, esta lluvia que se escucha dulce pero se siente cruel cuando me acuerda que no estas aquí para escucharla conmigo son culpables de mis deseos y mis besos. Son culpables de la oscuridad del cielo y de la soledad que me arropa y me hace recordar la sonrisa que me hace sonreír, son culpables de mi placer y mi lamento, de estar serena y agobiada como cuando los pienso a ti y a ese recuerdo que ansío construir.
Hoy me sonroje, y te hice sonrojar. Hoy me pediste un atardecer y mis ojos Por ti dejar besar.
Hoy fue un momento mágico, producto De algo que creí trágico Cuando de mi cuento me pediste Te hiciera personaje histórico Declarando algo nervioso Que por verme estas ansioso.
En ese instante que con locura te quiero No he podido negarte y que pronto verme No he podido asegurarte.
Siempre tan dispuestos y tan claros Para las cosas del corazón Y tan imposibles e invisibles Para de carne dar afección
Al parecer para el querer Las barreras ya no existen Sin embargo entre tú y yo La ceguera persiste como la brisa Que no llega y el calor que nos separa.
Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé... (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!). Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé... Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!... ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador! ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, ¡da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor! ¡Cualquiera es un ladrón! Mezclao con Stavisky va Don Bosco y "La Mignón", Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín... Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril!... El que no llora no mama y el que no afana es un gil! ¡Dale nomás! ¡Dale que va! ¡Que allá en el horno nos vamo a encontrar! ¡No pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao! Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley...
Somos dueños de la brisa y esclavos del calor, nuestra sed nunca se calma y el infierno es el cuerpo que arropa y asfixia nuestro ser, la luz nos detesta y nosotros a ella, la noche nos engaña con sus besos friosy son tan placenteros esos instantes de aire que los creemos acilo, a esas noches que parecen estar disculpandose de maltratarnos anteriormente, a esasnoches tan ricas le creemos todas sus caricias de chantajequ terminan en sudor.
Los sueños nos ayudan a sobrevivir en el dia, en ese dia tan realista quenos castiga y nos corrompe con sus rayos de fuego, de un fuego intenso y sofocante que nos da y nos quita vida.
De la lluvia ya no sabemos que pensar, si le queremos o repudiamos, si nos enfria o si solo sale a invitar un vapor ahogante que nos marea y nos hipnotiza. Cuando nos toca nos hierve la sangre como en objeto de hacernos las horas mas insoportables de lo que ya son.
Este calor ya se torna ridiculo y nosotros con el, tanto que el solo pensar salir fuera del sauna en el que se ha convertido nuestro hogar y entrar al horno que es la calle nos quita el animo yhastalas ganas de conocerte. Y constantemente vivimos evitando todo loque nos haga arder, es simplemente fastidioso. Me despido por que me estoy quemano!!!!
Al fin llegó mi primavera, llego en invierno y sigue siendo verano para mi otoño decepcionado, comenzó otro año, y sigues allí siendo una sombra invisible y juntándome palabras, para seguir descubriéndote.
Mis lluvias son el sol, mi nieve es solo aire y el aire que supone ser octubre, que supone recordarme lo que ya se me ha olvidado.
Tonos, muchos tonos, muchos climas, 12 vuelos, 4 estaciones, 365 pasajeros, intenta reponer sus 15 primaveras que llegaron en invierno con 6 pasos y medio, dulces y amargas primaveras, que aparentan ser fugaces, que parecen esfumarse tras de mi.
Llego en invierno mi primavera y mis girasoles tratan de brindarle verano cuando se acaba de ir el otoño, llego en invierno mi primavera, tarde, muy tarde, pero eterna y sigue siendo mía.